Inglorious basterds, ir a la guerra sin munición



Cuando Tarantino anunció el rodaje de "malditos bastardos" fuimos muchos los que nos frotamos las manos y empezamos contar los días que faltaban para el estreno. Un grupo de renegados que se dedica a cazar nazis, contado por el tipo que mezcló con una habilidad innata la venganza de una novia embarazada contra sus asesinos con todo lo bueno que tiene el cine oriental. "Doce del patíbulo", "el desafío de las águilas"... uno pensaba en las posibles referencias y la expectación crecía con cada una de ellas.

"Malditos bastardos" es una tomadura de pelo. Primero por el título, es como si "Pulp Fiction" se titulara "esos dos tios con smoking". Los bastardos salen 10 minutos de los 160 de metraje. No sabemos quienes son, como son y cuales son sus historias. No son personajes porque al amigo Quentin no le da la gana. Mención especial merece el tipo del bate, tanta presentación, tanto temor y luego no sale en otro plano en toda la película. Incluso el "bastardo" mejor tratado, Hugo Stiglitz, acaba desaprovechado y abandonado entre tanta palabra.
Y es que parece que a Tarantino se le está empezando a ver el truco. Desestructurar la narración es un recurso ya visto, salió muy bien en "Pulp Fiction" y en "Kill Bill v1 y v2" pero aquí no viene a cuento. El capitulo 1 es excesivamente largo, la tensión es nula y solo sirve para presentar al mejor (y único) personaje de la función. El resto de la película es irregular, la historia del heroe nazi con la dueña del cine da bastante igual, todo el rollo del bar y luego del restaurante sobra. Minutos perdidos para los bastardos del título.
Hay que reconocer que fuera de contexto la escena de la taverna funciona, los diálogos toman el control y Tarantino tira de que mejor sabe hacer, poner palabras en boca de la gente que sale en pantalla. Pero en conjunto nada tiene sentido. Si al director le dan igual sus personajes al espectador tres cuartos de lo mismo. Ninguno tiene personalidad, ni el inglés que entra en escena con calzador, ni la actriz alemana, ni Aldo Raine. Incluso el alabado trabajo de Christoph Waltz es artificial.
Hasta un casi siempre efectivo Brad Pitt, la supuesta estrella de la película, se queda en tierra de nadie con sus intentos por parecerse a alguien (momento cumbre cuando se hace pasar por italiano e intenta poner cara de Brando en "el padrino")

"Malditos bastardos", pese a todo, es una película entretenida. Son trozos sin conexión y con escaso sentido, pero no se hace larga e insoportable. También es muy entretenida "the taking of Pelham 123", de Tony Scott. La diferencia entre una y otra es que mientras el hermano listo de Ridley en ningún momento se cree un genio del cine moderno y hace lo que mejor sabe hacer sin intentar vendernos un melodrama social, Tarantino enseña una cosa para ofrecer otra, como esos posters de películas de videoclub en los que sale una imagen que no tiene nada que ver con la cinta que alquilas. Y sigue dando la sensación que aunque vaya de soldados, de mafiosos o ladrones de banco, que aunque transcurra en el año 40 o en el 99 es siempre, en el fondo, exactamente lo mismo.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Lo que más me jode es que, al final, Pulp Fiction es su película menos pulp.
Que vuelva al redil.