Drag me to hell, Raimi homenajeando a Raimi



Después de ver aquella estupidez titulada "Spiderman 3" poca fe quedaba en las reservas de los en otro tiempo fans de Raimi. Perdido en una saga recaudadolares, su voz como director debe tener las misma repercusión que la del chico que trae el café. El hombre mueve la cámara un poco y se lleva el cheque.
Solo en la segunda parte del trepamuros, en escenas como el nacimiento de Doc Octopus se podía adivinar que detrás de eso estaba un director con algo de personalidad.
¿Podría Raimi dirigir algo digno?

"Arrástrame al infierno" es la respuesta. Viéndola uno reconoce quien está detrás de las cámaras, tiene tantas referencias a la saga "evil dead" que si la hace otro nos estaríamos tirando de los pelos por plagio descarado. La anciana gitana es el diablo encerrado en el sótano de la cabaña de Ash. El pañuelo embrujado tiene el mismo comportamiento que los miniashes de "el ejercito de las tinieblas". Hasta el animal se ríe igual que la cabeza de "posesión infernal". Es Raimi homenajeando a Raimi, volviendo al cine por pura diversión, sin importar si dará uno o un millón de dólares.
Es una vuelta a los orígenes con todo lo aprendido por el camino. Aquí hay una protagonista con la que empatizamos, una pobre chica chuleada por su jefe que toma una decisión (correcta) y que luego no es capaz de asumir las consecuencias. Desde ese momento (el minutos 8 o 9) la película entra en una sucesión de escenas terroríficas, un guión con pocas sorpresas pero muy equilibrado, digno de un tiempo en el que las pelis de terror eran un perfecto pasatiempo y no un ejercicio matemático de contar cadáveres.
Es complicado quedarse con un momento en concreto, desde la magistral pelea inicial en el coche, una lección de horror y humor por partes iguales, a la visita de esta a la casa de la vieja, Raimi monta un espectáculo donde el entretenimiento es lo más importante.

Alison Lohman cumple en el papel de tonta que se deja llevar por las circunstancias y le da al personaje el tono de hipocresía que necesita, Justin Long correcto en el papel de novio buenazo y los secundarios efectivos, en especial una magistral Lorna Raver que borda el papel de vieja gitana.

"Arrástrame al infierno" es una película para disfrutarla, con tantos detalles destacables (los pelos que pierde la chica en cada encontronazo con la diabólica anciana, la sesión de espiritismo con cabra incluida) que se le perdona el previsible final (totalmente justificable, por otro lado), que en realidad es tan honesto que no busca sorprender a nadie y que es mucho más duro de lo que parece en principio. Después de tantas penurias, tanto pelear, después de confesar y de poder morir arrollada por un tren la cosa acaba como tiene que acabar. Y el cartel final, a toda pantalla lo deja bien claro.

Le echábamos de menos, señor Raimi.

Comentarios

anselmo ha dicho que…
Yo disfrute como un enano de su sentido negrísimo del humor. Si es que siempre perdía pelo y todo los asqueroso le iba siempre a la boca. Y lo de los ojos a la boca y el baile del poseído en el aire es puro Evil Dead...