Lo malos siempre intentan engañar al más listo. Es una constante en este tipo de cine, los villanos trazan planes perfectos y el bueno peca de pardillo hasta que, más o menos cuando queda media hora para el final, se da cuenta de que se la estan jugando y es el quien engaña a los auténticos tontos. "Deception" es eso, lo mismo que hemos visto unas mil doscientas veces.
Los guionistas se sacan de la manga un aliciente llamativo, un club de encuentros sexuales que promete minutos de erotismo y que resultan ser escenas de un soso alarmante, solo Natasha Henstridge enseña algo de carne (mucho menos de lo que nos tenía acostumbrados). Todo es demasiado para todos los públicos.
Si a eso le sumamos un actor tan pésimo como Ewan McGregor, incapaz de soportar el peso del metraje que le cae encima, escudado en sus caritas que le sirven igual para maestro Jedi que para banquero reprimido y las escasas apariciones de un Hugh Jackman que pone el mismo interés que le puede poner a cambiar una rueda, "deception" es un telefilm de los sabados a mediodía en antena 3 con un presupuesto innecesariamente alto.
Lo que realmente molesta de películas como "deception" es la falta de interés que han puesto todos los responsables. Los que la escribieron por inútiles, el que mueve la cámara por su poca personalidad y los actores famosos por elegir tan bien donde se meten y por hacerlo con tanta pasión.
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