Let the right one in, la vida vampiro

Canal+ lleva casi un mes anunciando "True Blood", la serie de vampiros del creador de "a dos metros bajo tierra". Vistos los dos primeros episodios la única sensación que deja es la de una buena idea mal desarrollada, buscando más la provocación que contar algo interesante. En ella, los vampiros han salido del armario y viven entre los humanos, alimentados por una bebida llamada true blood. Solo la salvan ciertos detalles, pero de momento se pierde en la relación de la chica telépata (!?) y el vampiro guaperas, una relación tonta y sobreinterpretada por parte de Anna Paquin.

"Déjame entrar" (título español de "Let the right in", podría ser peor) plantea también una historia de vampiros y humanos, pero desde un punto de vista y una realización menos efectista y más efectiva. Eli es una niña vampiro que va de ciudad en ciudad con un hombre mayor que se dedica a salir por las noches para conseguirle comida. Oskar es un niño puteado por tres gilipollas de su colegio, con ganas de venganza y poco valor. Una noche se conocen en el parque y la trama empieza a rodar.
Lo bueno de "déjame entrar" es que mete un vampiro en el ambiente típico de película social, si el espectador lo piensa un momento si la niña no fuera chupasangre la película sería mucho peor, pero funcionaría sin problema. Y esa inclusión de un agente externo en una típica reflexión social es lo que le da peso, permite diferentes lecturas y convierte una historia de primer amor en un relato de terror. Es cierto que no tiene cosas típicas de las pelis de vampiros, no hay sustos, los asesinatos del hombre son tan torpes que parecen reales. La única concesión al género es el desenlace en la piscina, una escena absolutamente brillante. Estamos ante una película cruda, directa y sin golpes de efecto, rodada con una eficacia y una falta de pretensión admirable.

Lina Leandersson está perfecta en su papel, irradia una tranquilidad y un encanto especial y a la vez da credibilidad a su vida noctura. Kåre Hedebrant hace de atontado bastante bien, auque Lina lo eclipsa en cuanto los dos están en pantalla.

"Déjame entrar" es una de esas películas que una vez vistas van ganando entidad, un ejemplo que la barrera de géneros no existe si lo que cuentas llega al espectador, que no hace falta presupuestos elevados ni trampas baratas (sí Amenabar, eso va por ti y por tu amigo mareacámaras Jaume Balagueró) para hacer buenas películas.