Mirrors, Jack Bauer vs the army of darkness



Alexandre Aja se ganó un merecido crédito con su remake de "las colinas tienen ojos", una brutal y muy mejorada revisión de la película de Wes Craven. Aprovechando la atmósfera malsana de "Haute tension" y depurando su conclusión hacia una explicación más coherente que aquella, Aja se ganó un buen puñado de seguidores y puso el listón a una altura por encima de los directores de usar y tirar que tanto abundan en el cine de terror actual.
"Mirrors" resulta, en la mayoría de su metraje, decepcionante. Remake de una peli oriental que no he visto y tampoco tengo ningunas ganas (hace ya años que me prometí no pasar por 90 minutos más de fantasmitas nipones con pelo largo, ralentizados y/o con traumas solucionables) y aunque estoy seguro de que cinematográficamente la propuesta de Aja será más interesante que el original, el resultado final se queda corto.
La trama arranca más o menos bien, Kiefer es un atormentado que vive con su hermana, de vez en cuando ve a sus hijos y tiene toda la pinta de carne de fantasmas. Las primeras muertes tienen gracia, la de la bañera nos recuerda que Aja es un director que no escamita en sangre ni se corta a la hora de hacer la escena lo más desagradable posible. El fallo, como casi siempre en las japonesadas, es el porqué. Ya tenemos fantasmas, imagenes ralentizadas y trauma solucionable.
Siempre la misma mierda.

Para los fans de 24, Kieffer hace de Jack Bauer. Entre ¡DAM IT! y ¡I'm on my way! el resto de frases que suelta las podría estar diciendo el ya mítico agente. Gracias a eso (a mi, y al resto de fans) la peli se hace mucho más llevadera, echamos tanto de menos a Jack que tanto nos da que se lie a tiros con terroristas como que le atormenten los fantasmas. Cuando va a ver a la monja todos sabemos como va a acabar de convencerla (aunque luego hay un gran agujero de guión, primero te la llevas encañonada y luego la tipa va tan a gusto).

Parece que hacia el final, Alexandre Aja se iba dando cuenta de la tontería de película que estaba haciendo y decidió animarla un poco. La pelea final entre Bauer y el monstruo recuerda muy mucho a las aventuras de Ash y su motosierra en aquella cabaña perdida por el monte. El problema es que en las películas de Raimi ese desmadre tenía sentido, mientras que aquí queda como un pegote fuera de lugar, tanto misterio para acabar pegandose puñetazos con un remix de espiritus fusionados. Que no, no cuela.

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