El sueño de Cassandra, Woody Allen sigue a lo suyo



La crítica de el sueño de Cassandra se podría resumir en una sola frase: "otra tontería más un director acabado". Las últimas entregas de Allen son como anecdotas alargadas, como cuando alguien nos cuenta un suceso que le parece interesante. Esto en la vida real dura 4 o 5 minutos y cuenta con el aliciente de la gracia de tenga en narrador, mucho más importante que la anecdota en si. Allen lo intenta esta vez por la via seria, no nos cuela diálogos graciosillos ni situaciones tronchantes. Pero todo es igual. Escenarios cerrados con planos eternos, personajes típicos y tópicos (sí, sí, como esos de las pelis de acción que tan mala fama tienen) y tramas vistas doscientas mil veces. No hay nada más. Si a eso le sumamos la nula dirección de los actores, que provoca que McGregor siga demostrando lo pésimo actor que es y que Colin Farrell se pierda en gestos sobreactuados y en una interpretación del personaje atormentado absurda y facilona, solo podemos salvar a Tom Wilkinson que sale poco y su presencia da algo de credibilidad al aburrimiento general.

Woody Allen cuenta con el crédito que le dan los gafapastas y los pseudoaficionados al cine, incapaces de ver que cada entrega del director es un paso más hacia la mediocridad absoluta. ¿Por qué un bodrio del calibre de "Scoop" es mejor que tonterias como "Algo pasa en las Vegas"? ¿Por ese ambiente barato de obra de teatro? Que cada cual se engañe como quiera.

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