Después de cuatro películas, hay que reconocer que Christopher Nolan es uno de los mejores directores del cine actual. Sorprendió con "Memento", nos supo llevar al camino de la locura con un genial Al Pacino en "Insomnia", revivió a Bruce Wayne en la magnífica "Batman Begins" y ahora da una demostración de como contar historias con "The Prestige".
Es complicado contar una historia sin una linea temporal clara. Meter flashbacks es arriesgado, puede que el espectador se pierda o que te quede algo tan pretencioso (el mediocre Gonzalez Iñarritu debería conseguir el teléfono de Nolan ya, y que le explique como se hace) que hagas enfadar a cualquiera con un poco de bagaje cinematográfico. Pero Nolan lo hace de maravilla. La película está pensada al milímetro, los personajes interesan al público (sobre todo ese pique que tienen los dos protagonistas, mandándose mensajes en sus respectivos diarios) y todo forma parte de un conjunto que funciona como uno de los trucos de magia del film.
Entras en el juego y disfrutas del espectáculo. Sin planos llamativos, el director nos lleva por donde quiere. Pero sobre todo hay que agradecer a Nolan lo poco tramposa que es "The Prestige". En manos de uno de tantos incompetentes que circulan por nuestras pantallas, el resultado hubiera sido un pestiño de manipulación constante. Puede que el final sea previsible y el climax no alcance esa resolución espectacular, pero que quieren que les diga, a mi me parece mucho mejor eso que cualquier otra estupidez. Además, he pasado casi dos horas de buen cine.
Christian Bale está excelente, Hugh Jackman muy bien, Bowie breve pero interesante, Caine grande como siempre y Scarlett Johansson en otro papel florero, que ni bien dirigida da el pego, por cierto, su personaje derepente desaparece y no lo vemos más, el único pero que le pondría al reparto es este por que el personaje en manos de otra actriz hubiera sido mucho más importante en la trama, con Scarlett es mínimo.
Una de las muchas virtudes de "The Prestige" es que no hay un bueno y un malo, los dos magos son ambas cosas en el transcurso de la pélícula, aunque el antes mencionado flojo final estropea un poco ese planteamiento, una vez se encienden las luces la película deja muchas lecturas al espectador, que no tiene porque quedarse con la simple moraleja. De alguna forma había que acabar la película, Nolan lo hace para el gran público, pero detrás de eso queda ese sabor de boca de haber visto mucho más de lo que parece a simple vista.
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